Al cabo de un tiempo, y a medida que caminamos por el casco urbano de Santa Pola y su línea de costa, nos vamos olvidando de la ciudad, los que vivimos en ciudades, y empezamos a descubrir un entorno que, a simple vista, resulta reconocible, pero con las primeras impresiones nos vamos percatando de las peculiaridades de este pequeño pueblo costero situado en el litoral mediterráneo que refleja la luz y desprende sus propios colores que se hacen visibles con el movimiento.
Desde el primer momento en Santa Pola, los ojos se abren a la luz diurna del aire. Una luz intensa y clara que revela los monumentos, los muelles, las orillas de la bahía, la línea del horizonte, la fachada marítima, los barcos, los rompeolas, las casas y comercios que dan vida al municipio.
Durante el recorrido por el pueblo, descubriremos parte del patrimonio etnográfico que se manifiesta en los distintos estilos de vida de sus habitantes que, a su vez, confluyen con las identidades que acarrean los visitantes en sus maletas y mochilas para descubrir el pueblo costero de Santa Pola.
Asimismo, vamos a visitar diversos entornos naturales para descubrir y apreciar ciertos monumentos naturales y formaciones geológicas creadas por la naturaleza a lo largo del tiempo durante los distintos periodos y eras del planeta Tierra.
El patrimonio natural de Santa Pola es muy variado y tiene un gran valor estético y medioambiental, además de un valor científico que incita a realizar actividades al aire libre en los distintos entornos naturales.
Algunos de estos lugares de interés ecológico y medioambiental se pueden apreciar desde distintas localizaciones de Santa Pola, lo cual es un reclamo para los más curiosos que quieran descubrir los parajes naturales que sobresalen del entramado urbano.
Son entornos naturales asombrosos, que rápidamente captan la atención y el interés de las personas que disfrutan contemplando los distintos parajes y su diversidad de flora y fauna, además de los monumentos y formaciones geológicas que se encuentran en los entornos naturales más emblemáticos de Santa Pola.
Santa Pola
Casco urbano y fachada marítima: 1ª parte
Casco urbano y fachada marítima: 2ª parte
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Los que ya conocen Santa Pola, habrán recorrido el casco urbano y la línea de costa más cercana al centro del pueblo. Pero sin duda, con cada paso que se da, se redescubren aquellos monumentos y caminos que, a nuestro parecer, son los más emblemáticos y cotidianos que reflejan el nexo entre la historia antigua y más actual de la vida de los habitantes de Santa Pola.
Al oír el resonar de las campanadas que se cuelan entre las calles del núcleo urbano, y que provienen del Castillo-Fortaleza, nos encaminamos hacia esta primera localización amurallada, pequeña e imponente, que es el primer reclamo para imaginar tiempos pasados.
Esta edificación que data del año 1557, es una construcción militar ideada para acoger a las familias de los soldados y el alcaide. Servía como protección y defensa de sus habitantes frente a los ataques de los piratas que se sucedían por todo el Mediterráneo.
En la actualidad, los fines militares del Castillo-Fortaleza han dado paso a usos civiles, ya que la fortificación amurallada alberga en su interior diversas instalaciones culturales, por ejemplo, el Museo del Mar, la Sala Municipal de Exposiciones y el Salón de Actos.
Tras cruzar alguno de los dos portones, lo primero que vemos es el Patio o Plaza de Armas, la Capilla de la Virgen de Loreto y el escudo de Santa Pola situado en el suelo, justo en el centro de la plaza.
Antiguamente, se encontraba un pozo donde hoy día vemos dicho escudo. Un escudo que, como un jeroglífico, muestra los signos gráficos de una torre, un ancla y el mar, entre otras figuras y símbolos.
El edifico construido en piedra adquiere diferentes tonalidades según la hora del día y la luz que incide en su muralla y torres durante los crepúsculos luminosos.
Empujado por la curiosidad, al rodear el recinto amurallado destacan dos baluartes con forma de punta de flecha que sobresalen de la muralla principal. De igual modo, si se mira detenidamente la edificación, hay multitud de detalles en sus muros de piedra.
No muy lejos del Castillo-Fortaleza, se encuentra el Mercado de Abastos. Esta edificación se construyó entre los años 1935 y 1938 y alberga el mercado central.
Desde este punto, también es llamativo ver como emerge entre los edificios el imponente campanario de la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, que al resonar las campanas, se pueden escuchar desde puntos lejanos.
Tras ver la fachada del mercado de Abastos, nos dirigimos por la calle del Marqués de Molins hacia la calle Elche. Justo en la intersección se encuentra la casa del Marqués de Molins, que da nombre a dicha calle. Desde la intersección vemos la Plaza de la Glorieta y la torre del Castillo-Fortaleza.
Si empezamos a callejear dirección oeste por la calle Elche, llegamos al Parque El Palmeral. Esta zona verde alberga una monumental plantación de palmeras. Además, en el recinto se encuentra un auditorio y lo más representativo del lugar, unos yacimientos arqueológicos que datan de la época Romana.
Los restos arqueológicos hallados en lo que es hoy el Parque El Palmeral, son de una antigua villa romana señorial que data del siglo IV d.C.
Dicha villa está relacionada con la intensa actividad comercial que hubo en el Portus Illicitanus. Asimismo, parte de los restos arqueológicos que se han encontrado en dicho lugar, se pueden ver en el Museo del Mar.
Tras visitar El Palmeral, nos dirigimos hacia el Paseo Marítimo Adolfo Suárez. En días ventosos, al caminar por el paseo marítimo, podemos escuchar el silbido del viento que se cuela entre los mástiles de las embarcaciones recreativas amarradas en el Club Náutico.
Este club es un puerto deportivo que está galardonado con una bandera azul, ya que cumple con los criterios exigidos en lo referente a: Información y Educación Ambiental, Gestión Ambiental y Seguridad y Servicios.
Al adentramos en el Club Náutico, podemos disfrutar de algunos servicios como, restaurantes y cafeterías que disponen de terrazas con una buena panorámica de los muelles y astilleros. Asimismo, hay asientos frente a las embarcaciones para disfrutar de las vistas.
De vuelta al paseo marítimo, que es bastante amplio, hay gran variedad de bares, restaurantes, cafeterías y heladerías con vistas al puerto deportivo. Siguiendo el camino por el paseo hacia el puerto pesquero de Santa Pola, hay una hilera de palmeras y farolas que me recuerdan a los faroles marineros.
Lentamente, llegamos al Puerto pesquero que se encuentra al resguardo de los vientos de Levante por protección natural que produce el cabo. Lo primero que vemos son las tabarkeras, lugar donde están amarrados los catamaranes y lanchas rápidas que nos llevan hasta la Isla de Tabarca.
Más adelante, hay un tramo del camino con gran cantidad de aparejos de pesca y redes que, en ciertos momentos del día, podemos ver como algunas personas trabajan tranquilamente arreglando y tejiendo las redes.
Al llegar a la calle del Muelle, encontramos la Lonja. Uno de los mejores lugares para comprar pescado y marisco fresco que traen los barcos después de faenar.
Si nos adentramos en el puerto, vemos una hilera de barcos pesqueros de diversos calados amarrados en el muelle principal del puerto.
Para finalizar el recorrido por el puerto pesquero de Santa Pola, nos dirigimos al final del muelle, pasando antes por un mirador, en el cual podemos contemplar la panorámica de la bahía de Santa Pola.
Una vez llegamos al final, vemos el faro verde y la actividad frenética en la entrada y salida de barcos pesqueros y recreativos. Asimismo, otra de las actividades económicas que se dan en este puerto, son el embarque de sal, al que llegan buques de carga de otros continentes para recoger toneladas de sal marina que se produce en las Salinas de Santa Pola.
Al finalizar este tramo del recorrido por la fachada marítima del puerto de Santa Pola, tenemos unas magníficas vistas de la línea de costa de Santa Pola del oeste, de la ciudad de Elche, y de las montañas que dan sombra a la ciudad cuando se oculta el sol.
Tras el rompeolas que protege a las embarcaciones en el muelle del puerto, se encuentra la playa de Levante. Es la playa urbana más céntrica de todas con forma de media luna. Su arena teñida por el sol es suave y ligera, y el agua es fresca y clara cuando el mar está en calma.
A las orillas de la bahía en la zona de Levante, la fachada marítima cobra vida por toda su avenida, paseo y plazas que hacen de barrera artificial frente a las orillas del mar Mediterráneo.
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