En esta ocasión te vamos a mostrar una de las tantas rutas de senderismo que podemos realizar por el Parque Natural del Cabo de Santa Pola, dicho paraje se halla en la zona este del municipio.
En este entorno natural se encuentra uno de los pocos ejemplares de Arrecife Coralino Fósil de la era Messiniense. Este atolón se eleva 144 metros sobre el nivel del mar, y tiene un relieve extendido (meseta) que se encuentra rodeado de laderas y barrancos.
Uno de los barrancos que vamos a descubrir es el Barranco de la Tía Amalia. El recorrido por esta formación natural que se encuentra en la Sierra de Santa Pola, comienza casi en el centro del pueblo y nos lleva casi hasta el centro del atolón por un sendero sinuoso que transcurre por el lecho del barranco.
Además, a lo largo y ancho de la Sierra de Santa Pola hay multitud de senderos y caminos, algunos señalizados, por donde poder contemplar monumentos geológicos, la flora y fauna de dicho hábitat y estructuras cargadas de historia.
Asimismo, por esta sierra nos podemos introducir en algunos de los barrancos que hay en el entorno, incluido el de la Tía Amalia, y que han sido esculpidos poco a poco por el agua, el viento, el sol y las entrañas del planeta.
Barranco de la Tía Amalia
Planificación de la ruta
Dado que la ruta de senderismo por el Barranco de la Tía Amalia la vamos a realizar es época estival, tenemos que tener en cuenta factores importantes como la climatología, el momento del día en el que vamos a realizar la ruta y el conocimiento que tenemos del entorno.
Teniendo en cuenta estos factores, es decisión nuestra escoger el día y el momento para realizar la ruta por el barranco. Asimismo, hemos buscado información en Internet sobre las rutas por este barranco que han compartido otras personas y, además, conocemos parte de la Sierra de Santa Pola.
De este modo, hemos conformado un mapa mental, ya que es la primera vez que nos adentramos en el Barranco de la Tía Amalia, y, así, cuando salgamos del barranco nos pondremos a buscar las sendas y caminos ya trazados para llegar a otros puntos de interés que queremos ver tras recorrer dicho barranco.
En segundo lugar, y muy importante, es comunicar a los familiares que vamos a realizar una ruta de senderismo por dicho barranco, tal día y a tal hora, también hemos comunicado el tiempo aproximado que vamos a estar recorriendo el entorno y la hora aproximada que vamos a llegar a casa.
Proporcionar esta información a ciertas personas nos parece esencial cuando vamos a hacer alguna ruta, excursión o actividad al aire libre en cualquier entorno natural, ya que es importante avisar del lugar al que se va, el recorrido que vamos a hacer, los horarios previstos y las personas que vamos a realizar la ruta de senderismo.
Ruta de senderismo por el Barranco de la Tía Amalia. Sierra de Santa Pola
¿Cómo llegar al primer tramo de la ruta?
En esta ruta, podemos llegar al primer tramo desde varios puntos situados en distintos lugares del núcleo urbano de Santa Pola. Nosotros, como punto de referencia, nos situamos en el Castillo-Fortaleza, desde ahí tomamos la calle del Deán López dirección este hasta llegar a la esquina con la calle de los Hiladores.
Al llegar a la calle de los Hiladores vemos entre los edificios lo que es el principio de la ruta, el puente se deja entrever sobre las laderas del barranco de la Tía Amalia.
Tenemos que cruzar un parking improvisado para coches sobre un terreno polvoriento. Desde este punto, frente a nosotros, se encuentra una pequeña ladera que hay que bajar para llegar al comienzo del sendero por el barranco.
Comenzamos la ruta por el Barranco de la Tía Amalia
Tras la primera toma de contacto con el Barranco de la Tía Amalia desde el parking improvisado, nos preparamos para dar comienzo con la ruta prevista por el interior del barranco. El sendero a seguir es claro, un estrecho hilo de rocas y arena flanqueado por matorrales, higueras y pinadas dispersar y frondosas.
En este primer tramo, al pasar por debajo del puente nos da la sensación de que estamos atravesando una puerta que nos lleva a otro lugar. Una vez hemos dejado atrás el puente, vemos las paredes del barranco que se superponen unas encima de otras, esta imagen sustituye por completo la imagen del pueblo que hemos dejado atrás.
En este tramo, el sendero es más amplio y las laderas y pendientes del barranco tienen un ángulo obtuso más abierto. El espacio es más amplio y la vegetación, principalmente matorrales de esparto, cubren el terreno tiñéndolo con colores ocres y dorados. En algunas de las paredes del barranco podemos apreciar capas de corteza rocosas que se estiran horizontalmente.
El camino por el sendero del lecho del barranco es sinuoso, a cada giro nos encontramos con un terreno cambiante. A medida que avanzamos por la superficie del sendero pedregoso que refleja una luz clara, las laderas del barranco van cambiando a un ángulo obtuso cada vez más recto.
También la vegetación es más abundante por el lecho del barranco. Hay zonas de pino de porte medio que delimitan el sendero cada vez más estrecho, pero bien definido.
De vez en cuando, pequeños conejos se percatan de nuestra presencia, escabulléndose velozmente para camuflarse entre los matojos de esparto. Las mariposas de colores cálidos, aletean con intensidad a nuestro lado, pequeños insectos saltarines cambian de lugar a cada paso que damos. El sonido constante de las chicharras nos acompaña en el camino andado hasta que pasamos cerca de alguna y deja de frotar sus patas.
Tras una parada para beber un poco de agua y contemplar detenidamente el entorno que nos envuelve, vemos en la ladera izquierda del barranco una casa en lo más alto. Según hemos leído, esa es la casa de la Tía Amalia que da nombre al barranco.
Tras dejar atrás ese punto de referencia, nos estamos adentrando cada vez más en el barranco, lo percibimos por el tipo de terreno que nos rodea. Es más angosto y las pendientes del barranco son más altas y picudas, formando ángulos obtusos más rectos, la vegetación es más abundante y hay más cúmulos de palmitos y pinadas frondosas a ras de suelo que ocultan sus troncos.
Tramo medio de la ruta por el Barranco de la Tía Amalia
Al dejar atrás la casa de la Tía Amalia en lo alto del barranco, vemos a lo lejos una palmera que destacada sobre el terreno. Es otro punto de referencia que habíamos visto en alguna foto hecha por otro senderista que compartió en una página web. Esta palmera nos incita a subir por la ladera para llegar al punto más alto.
En lo más alto se encuentra un pico muy pronunciado con dos concavidades. La más amplia parece una pequeña cueva o gruta esculpida en la pared rocosa y sedimentaria del barranco.
Para llegar hasta el punto más alto, hay un estrecho sendero muy empinado rodeado de mucha vegetación. Una vez hemos llegado a lo más alto del pico, tenemos una buena panorámica del camino recorrido y del barranco.
Encontramos en este punto algunas rocas en la pared del barranco que tienen incrustados multitud de fósiles, pequeños branquiópodos que pueden datar de la era Messiniense.
En este periodo geológico, el mar Mediterráneo sufrió un descenso global del nivel del mar y su consiguiente desconexión con el océano Atlántico. Esto dio lugar al Arrecife Coralino Fósil que se encuentra en el Cabo de Santa Pola.
Tras observar la pequeña concavidad y aprovechar la sombra que hay en su interior para refrescarnos, contemplar y fotografiar los fósiles y volver a ver desde lo más alto la panorámica del barranco, emprendemos la bajada por el mismo camino por el que hemos ascendido hasta dicho punto. Así, volvemos a retomar el sendero que se encuentra el lecho del barranco.
A cada paso que damos el terreno nos envuelve más, las paredes del barranco estrechan el lecho, la vegetación oculta las grietas que se han formado en las paredes. De vez en cuando vemos estructuras de piedras apiladas unas encimas de otras formando terrazas de muros horizontales, que son el hábitat de pequeñas plantas y reptiles.
El camino cada vez es más sinuoso, y en cada curva cambiamos nuestro punto de vista. Continuamente estamos admirando de izquierda a derecha, y de arriba abajo el entorno, el imponente paisaje y la cada vez más abundante vegetación compuesta por pinos, romero, palmitos, matorrales espinosos y otras especies de plantas que no identificamos.
Tuvimos la suerte de cruzarnos con un enorme lagarto ocelado tomando el sol en medio del estrecho sendero. Fue tan rápido en adentrarse en una frondosa formación de palmito que cubría el suelo con sus hojas palmeadas, algunas secas, que nos quedamos perplejos ante tan breve encuentro.
Tramo final de la ruta por el Barranco de la Tía Amalia
Tras retomar la marcha después del inesperado encuentro, el sendero por el lecho del barranco empieza a subir por la ladera izquierda, cada vez más empinada. A nuestra derecha y en el fondo del Barranco de la Tía Amalia se forma un pequeño barranco cubierto con densa vegetación.
En este tramo caminamos más despacio, ya que el sendero al incrustarse en el borde de la ladera es más inclinado y hay una mayor cantidad de rocas sueltas.
Las paredes del barranco estrechan el camino, los desprendimientos de rocas modifican el estrecho sendero y la vegetación cubre zonas que ocultan el camino. En este punto, hay zonas en las que la propia pared de roca sedimentaria nos da sombra y un agradecido respiro del intenso sol.
En la pared izquierda del barranco vemos otra pequeña concavidad esculpida en la roca, esto nos incita a entrar y sentir como nos envuelve la roca en su interior, un interior fresco y repleto de raíces de una pequeña higuera que crece en la parte superior de la pequeña gruta y que da la sensación de estar tejiendo las rocas de la gruta.
Después del breve descanso en la pequeña gruta, retomamos la marcha por el cada vez más angosto sendero. Empezamos a tener que trepar un poco por rocas de gran tamaño en algunos tramos. Las paredes cada vez se juntan más y la visión del camino empieza a ser más intuitivo.
Las propias paredes del barranco nos guían a seguir hacia adelante, subiendo y bajando por rocas que hay en el lecho y que a veces forman pequeños muros que hay que escalar.
Notamos como nos estamos acercando al final del Barranco de la Tía Amalia y empezamos a estar más pendientes para encontrar un pequeño sendero que nos lleve hasta lo alto de una de las laderas del barranco.
Echando la mirada hacia arriba, vemos en el borde de las laderas del barranco multitud de copas de pinos muy frondosas y con un verde intenso lleno de reflejos del sol.
Tras un intenso camino de subidas y bajadas por formaciones rocosas que parecen haber llegado por desprendimiento al lecho del barranco, asoma un estrecho sendero en diagonal que nos dirige a la pared derecha del barranco.
Tomamos el sendero que nos dirige hacia lo alto. Desde este punto, observamos que, efectivamente, la grieta en el suelo del barranco va dando paso a la meseta del Arrecife Coralino Fósil.
Subimos por el estrecho sendero y llegamos a la parte alta, a la meseta de la sierra. Lo primero que vemos es una explanada repleta de esparto y al fondo un muro verde y frondoso de pinos de porte medio-alto. Contemplamos el lugar 360°.
Echamos la vista atrás antes de continuar la marcha. Contemplamos el último tramo del Barranco de la Tía Amalia, vemos la grieta que conforma el barranco y como se incrustan entre sí las paredes. Esto nos hace recordar el camino andado.
Pero, la ruta no termina aquí, descansamos un poco a la sombra que dan unos pinos mientras repones el agua perdida y comemos frutos secos, para después retomar la caminata en busca de otros puntos de interés que queremos contemplar y que se encuentran en la Sierra de Santa Pola.
Otra ruta por la Sierra de Santa Pola
–Barranco de Paco Mañaco: Era un día de verano despejado y con una ligera brisa, como si las olas del mar empujaran el aire hacia el interior y transformaran esa energía en destellos de luz que brotan de las agujas de los pinos cubiertas por una fina capa de resina.
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